En el extremo exterior de la Vía Láctea, existe un planeta habitable, esto es, lo suficientemente cercano a un sol para no congelarse y lo suficientemente lejano para no vaporizarse. Las proporciones de gases, agua y tierra también son las adecuadas. Desde hace millones de años existe la vida en dicho planeta. De hecho, la especie dominante, los Mapus, como se refieren a ellos mismos, han desarrollado pequeñas sociedades poco evolucionadas. Aún son pocas tribus las que merodean, abrigados por pieles en el largo invierno, por el único continente de dicho planeta.