Esta vez, en lugar de ser una flagrante falta ortográfica ha sido una mala utilización de una palabra, es decir, con un significado erróneo. Me explico:
La primera lectura de verano era de un autor del que llevaba décadas escuchando pero no había sido capaz de leer ninguno de sus libros: Christian Jacq. Mis primeros recuerdos de este autor fueron los anuncios de TVE de finales de los ochenta, principio de los noventa, de su colección, en los que se veían salir a los libros de entre la arena, acompañados de las figuritas de regalo con formas egipcias.
Pues bien, esos veinte años he tardado en acercarme a este autor y concretamente al libro "La pirámide asesinada".