El influencer de Hamelin
Hace poco tiempo, en un pueblo muy parecido a este ocurrió algo sorprendente: Un lunes, todos los estudiantes, menos tres, faltaron al colegio.
Voy a empezar por el principio.
El pueblo de Hamelin, aunque era muy bonito, no estaba muy bien cuidado. Tenía un castillo pero no estaba bien conservado, un bonito puerto pero no estaba bien iluminado, y varias playas preciosas, pero un poco sucias. Por todo esto, muy pocos turistas venían a visitarlo.
Un día, los comerciantes del pueblo, decidieron buscar una solución al problema.
¿Qué creéis que hicieron? ¿Arreglar el castillo, iluminar mejor el puerto y limpiar las playas?
No, en lugar de eso pusieron anuncios en los periódicos nacionales e internacionales, también en la radio e incluso en la televisión. Pero después de gastar mucho dinero, casi todo el dinero, los turistas seguían sin visitar el pueblo. Estaban desesperados.
Un día apareció un chico joven, casi un adolescente, era un influencer de esos de Tik-Tok. Tenía millones de seguidores. Su nombre era “El Flautista”.
“Yo puedo hacer que la gente visite el pueblo de Hamelin y sólo les va a costar la mitad de mi tarifa habitual por cien días de promoción”.
Los comerciantes no sabían quién era ese influencer, y tampoco sabían que cobraba muy caro los anuncios, pero le dijeron que sí. Bueno, a lo mejor sí que sospechaban que era muy caro, pero no dijeron nada.
El Flautista comenzó a promocionar Hamelín por sus redes. Utilizó el photoshop y la inteligencia artificial para hacer vídeos espectaculares que mostraban una versión un poco exagerada del pueblo. Estos videos se hicieron virales. Incluso creó en Minecraft una réplica del castillo de Hamelín a escala real. Exageró un poquito porque lo hizo mejor de lo que era en realidad. Todo el mundo repetía el nombre de Hamelín, aunque nunca lo hubieran visitado.
Cuando iba por la mitad del tiempo que se había comprometido, cincuenta días, Hamelín comenzó a llenarse de turistas de todas partes del mundo. Cuando llegaban descubrían que el pueblo no era exactamente como decían los videos, pero ya que habían hecho un viaje tan largo se quedaban. Además, para no parecer tontos también creaban videos hablando maravillas de Hamelín, sin contar nada de lo malo.
El Flautista, que aún no había cobrado nada, les pidió la mitad del dinero. En ese momento los comerciantes se dieron cuenta que era mucho dinero, más dinero del que habían tenido nunca en el pueblo. Bueno, a lo mejor con los nuevos turistas, podían haberlo conseguido, pero eran un poco tacaños.
El Flautista, los llamó varias veces pero lo ignoraron y lo bloquearon en el Whatsapp. Ya tenían a los turistas, no les hacía falta más ese influencer.
Voy a empezar por el principio.
El pueblo de Hamelin, aunque era muy bonito, no estaba muy bien cuidado. Tenía un castillo pero no estaba bien conservado, un bonito puerto pero no estaba bien iluminado, y varias playas preciosas, pero un poco sucias. Por todo esto, muy pocos turistas venían a visitarlo.
Un día, los comerciantes del pueblo, decidieron buscar una solución al problema.
¿Qué creéis que hicieron? ¿Arreglar el castillo, iluminar mejor el puerto y limpiar las playas?
No, en lugar de eso pusieron anuncios en los periódicos nacionales e internacionales, también en la radio e incluso en la televisión. Pero después de gastar mucho dinero, casi todo el dinero, los turistas seguían sin visitar el pueblo. Estaban desesperados.
Un día apareció un chico joven, casi un adolescente, era un influencer de esos de Tik-Tok. Tenía millones de seguidores. Su nombre era “El Flautista”.
“Yo puedo hacer que la gente visite el pueblo de Hamelin y sólo les va a costar la mitad de mi tarifa habitual por cien días de promoción”.
Los comerciantes no sabían quién era ese influencer, y tampoco sabían que cobraba muy caro los anuncios, pero le dijeron que sí. Bueno, a lo mejor sí que sospechaban que era muy caro, pero no dijeron nada.
El Flautista comenzó a promocionar Hamelín por sus redes. Utilizó el photoshop y la inteligencia artificial para hacer vídeos espectaculares que mostraban una versión un poco exagerada del pueblo. Estos videos se hicieron virales. Incluso creó en Minecraft una réplica del castillo de Hamelín a escala real. Exageró un poquito porque lo hizo mejor de lo que era en realidad. Todo el mundo repetía el nombre de Hamelín, aunque nunca lo hubieran visitado.
Cuando iba por la mitad del tiempo que se había comprometido, cincuenta días, Hamelín comenzó a llenarse de turistas de todas partes del mundo. Cuando llegaban descubrían que el pueblo no era exactamente como decían los videos, pero ya que habían hecho un viaje tan largo se quedaban. Además, para no parecer tontos también creaban videos hablando maravillas de Hamelín, sin contar nada de lo malo.
El Flautista, que aún no había cobrado nada, les pidió la mitad del dinero. En ese momento los comerciantes se dieron cuenta que era mucho dinero, más dinero del que habían tenido nunca en el pueblo. Bueno, a lo mejor con los nuevos turistas, podían haberlo conseguido, pero eran un poco tacaños.
El Flautista, los llamó varias veces pero lo ignoraron y lo bloquearon en el Whatsapp. Ya tenían a los turistas, no les hacía falta más ese influencer.