Recientemente ha habido protestas por la definición de la palabra gitano que aparece en el diccionario de la real academia de la lengua. Concretamente por la acepción:
Que estafa u obra con engaño. U. t. c. s.
Estas protestas tenían como objetivo que se cambie la definición en el diccionario ya que, desde su punto de vista, asociar una etnia con un comportamiento delictivo es racista.
Sin ánimo de defender una postura en contra de ninguna raza, grupo o minoría (¡aunque sea de uno solo!) rompo una lanza por la Real Academia de la Lengua Española, ya que el diccionario no trata de definir el lenguaje, sino de describirlo. Es decir, si una palabra se usa con un determinado significado por un alto porcentaje de la población la RAE tiene la obligación de recogerlo en su diccionario.
Imaginemos por un momento a un joven estudiante de Finlandia, que ha venido de ERASMUS a la costa del sol a aprender español. En un determinado momento de su estancia, digamos que está en la bodega quitapenas y escucha una expresión (políticamente incorrecta) del tipo: "No me seas gitano y paga la cuenta, que hoy no me engañas", entre el camarero y un cliente con poca pinta de gitano. Este joven finlandés, como es muy prudente, no interrumpirá la animada conversación entre el camarero y el otro cliente, si no que recurrirá al diccionario para ver que significa exactamente gitano, ya que conoce la palabra, pero tenía entendido que hacía referencia a una etnia.
Es decir, desde mi humilde punto de vista, si queremos que una expresión cambie su significado porque ofende a un determinado grupo, tenemos que cambiar a la sociedad, no al diccionario, ya que este último
es pretende ser un reflejo de como se habla el castellano.