La entrada de marcas comerciales extranjeras en España siempre ha tenido la barrera de la pronunciación. Otros países más influenciados por el inglés o el francés tienden a mantener la pronunciación original pero en este país siempre se ha tendido españolizar los extranjerismos o, por lo menos, hasta ahora.
Uno de los que recuerdo desde mi más tierna infancia es la marca de polos Lacoste que ya vimos en la entrada Origen del cocodrilo de Lacoste.
Lacoste (de Justin Taylor) |
Inexplicablemente, para mí, esta prenda era llamada, allá por los 80 del siglo pasado, por todo mi entorno con variaciones de "Chemilacó" o "Chamilacó". La verdad es que al principio creía que esa palabra, nueva para mi, era cocodrilo en algún otro idioma o, al menos, camaleón, por buscar una semejanza entre la pronunciación y el reptil verde bordado en el pecho.
Pues no, resulta que esas extrañas palabras para referirse al polo del cocodrilo eran el intento de pronunciar la marca comercial francesa. Dicho nombre solía estar presente en la etiqueta interior de la prenda: "Chemise Lacoste". Esto significa literalmente "Camisa Lacoste".
Chemilacó posiblemente falso, muy falso. |
Y, ¿cómo va a pronunciar un malagueño medio eso de "Chemise Lacoste"? Pues "chemilacó" o "chamilacó", según el barrio.
Y ya que estamos hablando de camisas, te puede interesar el origen de la expresión: "Meterse en camisa de once varas" (y no, no tiene que ver con una prenda de vestir grande).
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