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Relato: Experiencia cercana a la muerte


Foto de Troy Mason 
Aunque era la habitación de una residencia geriátrica parecía un pequeño apartamento, ya que tenía un salón independiente y baño propio. La decoración era bastante impersonal salvo por la presencia del regalo que le entregaron el día de su jubilación: una reproducción a escala del primer avión que Antonio ayudó a diseñar.

Por supuesto que aquella habitación tenía su coste, pero todo lo soportaba el plan de jubilación que había pagado, y bien pagado, durante toda su vida laboral. Así había sido Antonio, previsor, metódico y con un claro plan de vida. No es que hubiera planificado el fin de sus días en una residencia, era uno de los beneficios de su póliza en caso de una contingencia, como la que le había sucedido semanas anteriores: un infarto y de los graves. El equipo médico de urgencias tuvo que emplearse a fondo durante varios minutos para reanimarlo.
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Relato: Me has jodido la vida

 El pasado 3 de noviembre fui invitado, junto con otros compañeros aspirantes a escritores, a la exposición "De(s)nudos" en las salas Mignorance del archivo municipal de Málaga. La actividad ha realizar consistía en inspirarse en las obras allí expuestas para improvisar un texto in situ en unos diez minutos (y otros diez para la corrección). Este es el cuadro en el que me basé:

"Tres Modelos con Paloma" Cardalliaguet

Me has jodido la vida. Hace más de dos años que nos vimos por última vez y no he vuelto a encontrar lo que teníamos en ninguna otra cama. Ni en otra cama, ni coche, ni callejón, lavabo o última fila del cine.

Estoy tumbado en la habitación del hotel, aún sudoroso  y escucho caer el agua de la ducha. Acaban de entrar al baño las dos mujeres más impresionantes que cualquier hombre pudiera desear, pero desde que te conocí ya no soy cualquier hombre porque tú no eras cualquier mujer.

Dicen que la sensualidad comienza arriba, en la cabeza y, si es potente, como la que transpirabas por cada poro de tu piel, baja por la espalda para convertirse en sexualidad. Porque tú comenzabas a hacerme el amor horas antes de meterte en mi cama y seguías haciéndolo incluso cuando tu aroma se había disipado de las sábanas, porque estabas dentro de mi cabeza y aún sigues.

Oigo las risas cómplices de las chicas desde la ducha. Me están llamando. Me levanto. Otro diría "atesora este momento porque no te vas a ver en otras igual", pero yo no. Lo cambiaría todo por un minuto contigo pero sé que ya es imposible. Me has jodido la vida. Te odio Paloma.

Las composiciones realizadas fueron leídas por cada autor junto a la obra, u obras, que les sirvió de inspiración ante los asistentes, entre los que se incluían los autores de dichas obras. Este es un fragmento de mi intervención:



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Relato: Atrévete

Morena (de Amame hasta con los dientes)

El único consejo útil que me dio mi padre fue el de siempre tener una tumba precavada en algún lugar apartado. "Después todo son prisas" afirmaba siempre.


Y ahí estaba yo, la noche de un viernes de septiembre con dos cadáveres en un hoyo  y una chica a la que me había presentado unas horas antes a la que doblaba la edad. Pero empecemos por el principio. Esto es lo que suele suceder cuando se cruza en tu camino la persona equivocada:

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Relato: Mensaje en una botella

[Relato corto finalista en el XXXII Certamen Joaquín Lobato]


MENSAJE EN UNA BOTELLA

Botella vieja (de Emilian Robert Vicol)


El móvil vibró sobre el escritorio y Carolina lo desbloqueó por inercia y apartó la vista del libro que estaba leyendo durante un segundo para ver quién le había escrito.

         K ase?

Ahí empezaron las comparaciones en las que “Willy”, aunque se llamaba Guillermo, saldría malparado. Ella continuó leyendo las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer.

        ¿Qué es poesía?
        ¿Y tú me lo preguntas?

Willy no tenía el don de la paciencia e insistió con un nuevo mensaje. Con un movimiento mecánico del dedo Carolina leyó su contenido. Sus ojos saltaban entre el móvil y el libro. Parecía un diálogo.

        No contstas? Seguro que stas con tus libros

        ¿Y tú me lo preguntas mientras clavas tu pupila azul en mi pupila?

        Bueno k t quiero pecha. K cuando nos vemos?

        ¿Y tú me lo preguntas?

        Pa liarnos y eso

Y finalmente, Bécquer, desde el libro,  puso la guinda final.

        Poesía eres tú

No es que Willy hablara así porque se hubiera criado en la última pedanía del pueblo más apartado de una recóndita provincia, lo dos habían estudiado en el mismo colegio de la capital. “El Willy” simplemente hablada y escribía como la mayoría de adolescentes. En un acto casi inconsciente de desprecio alejó el móvil de su lado, dejándolo junto a los libros de Rubén Darío, Lorca y Cortázar
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Publicación de la recopilación de relatos ganadores y finalistas del XXXII Certamen Literario Joaquín Lobato

El pasado viernes (31/07/2020) recibí una grata sorpresa en forma de paquete postal. Se trataba de cuatro ejemplares del libro con el relato ganador, el ganador comarcal y los ocho relatos finalistas del "XXXII Certamen Literario Joaquín Lobato" organizado por el ayuntamiento de Vélez-Málaga. Tengo el honor de haber sido seleccionado como uno de los ocho finalistas del certamen.

XXXII Certamen Joaquín Lobato

El relato con el que participé es el de "Mensaje en una botella".
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Relato: Todo lo que perdimos

[Relato Corto]
Mascrilla y guantes (de Jernej Furman)

Una notificación en el móvil hizo que Raúl, el padre de familia, se acercara a la puerta principal de la casa unifamiliar. Se cercioró, mirando por la mirilla, que la compra estaba al otro lado y que el repartidor ya se hubiera ido. Se colocó la mascarilla y los guantes, abrió la puerta y fue llevando las bolsas de la compra semanal poco a poco hasta la cocina.


-¿No ha salido el niño del colegio todavía?.- preguntó el abuelo desde su butaca.

-Tiene que estar al salir, ya son las dos.- respondió Raúl señalando al reloj en la pared mientras volvía a la entrada a por más bolsas.


Antes de que terminara la frase la puerta del cuarto de Lucas se abrió bruscamente y una pequeña saeta rubia apareció corriendo en el salón.


-Abu, tengo que hacer una...

-Lucas, ¿desde cuándo no ves al abuelo? ¿No lo saludas correctamente?

-Sí, perdón… Buenas tardes abuelo.- respondió Lucas obediente al mismo tiempo que le acercaba su codo.


El abuelo, sonriente, hizo lo propio con el suyo y los chocaron brevemente.


-No le regañes. Normalmente nos saludamos en el desayuno, pero hoy se me han pegado las sábanas y no nos hemos visto hasta ahora, así que la culpa es mía.- zanjó el tema el abuelo.- ¿Qué es lo que tienes que hacer?

-Tengo que hacer una entrevista a un personaje histórico y te he elegido a ti.

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RELATO: La carta

foto de Delwin Steven Campbell
Fue casi un honor para aquel novato que el más antiguo de los carteros le solicitara su ayuda. Aprovechando que se quedaron a solas en la sala de descanso, o quizá habiéndolo planeado, lo abordó.

-Javier, necesito que localices a una persona y le entregues una carta.

El joven sonrió.

-Eso es lo que hacemos, ¿no? Somos carteros.


El cartero veterano, Don Severino, del que se rumoreaba que comenzó a trabajar allí antes de que se utilizaran ordenadores, sacó un sobre doblado con el inconfundible sello de "Falta franqueo" estampado. Lo colocó en la mesa, justo en frente del joven, que lo examinó sin llegar a tocarlo.

-No tiene dirección.- comentó casi mecánicamente.- sólo un nombre: María José.
-Si la tuviera no te necesitaría.


Javier dudó. No le podía estar pidiendo que localizara a una mujer en toda la ciudad solo conociendo su nombre de pila.

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RELATO: Ocho enanos y un mago

(de Marissa Anderson)
En un pequeño pueblo de Málaga, no muy lejos de la carretera nacional 340 que va paralela a la costa mediterránea, pasé una tarde bastante entretenida. Podría decir que la suerte del destino me llevó allí, pero más bien fue la mala suerte de la mecánica. Justo al entrar en la plaza del pueblo mi viejo ford fiesta heredado de mi padre, y que este a su vez lo adquirió habiendo dejado atrás sus mejores años, empezó a echar tal cantidad de humo por el capó que perdí la visibilidad y tuve que parar obligatoriamente. Lo afortunado del momento vino porque lo primero que vi al salir del coche fue un taller mecánico y, justo al lado, un bar.
Mi entrada al pueblo no pudo ser menos discreta. Aparte del ruido y del humo, mi pinta de dominguero no dejó indiferente a ninguno de los pocos clientes sentados en la puerta del bar. La piel blanca de mis pantorrillas al aire junto con las “converse all star” amarillo chillón que calzaba me otorgaban la etiqueta de turista a kilómetros de distancia. Además, la camiseta de la película “El Hobbit” disipaba cualquier género de duda.
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Relato: La Cena

Vino, jamón y aceitunas
(de Brunosan)
Aquella cena era bastante peculiar, por un lado se reunían personas que ni por asomo lo hubieran hecho en otras condiciones, y por el otro, tenía unos motivos bastante inusuales. Hacía un mes exactamente que había muerto D. Elisardo de la Ventorrilla, conde del Guadalhorce, y aún no se había repartido la parte mas importante de la herencia. Los interesados eran los dos hijos varones del conde, Elisardo Junior y Ernesto; la viuda de su hermano, Florinda; el fiel chófer de toda la vida, Domingo, y el mozo de cuadras de la finca de verano, Francisco.

Los comensales alrededor de la mesa se miraban en silencio, sin atreverse a hablar unos y sin dignarse a hacerlo otros. En una mesa auxiliar lo observaba todo el notario D. Alejandro Sánchez, ajeno a cualquier tipo de disputa y sin el más mínimo interés por la herencia mas allá de lo que su minuta establecía.
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Relato: El Abuelo

El tiempo pasaba despacio frente a él sentado en aquella vieja mecedora. Tan despacio que solo la experiencia de sus setenta y seis años podía soportarlo. Un día tras otro personas anónimas deambulaban frente a su porche. Cuatro años atrás decidió desempolvar su libreta del trabajo para acompañarlo en sus días contemplativos.

pareado
Una casa cualquiera (de Sailorbill)

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La estación (I)

foto de sphansen
El sonido que produjo la camarera al dejar el platillo con el cambio sobre la mesa despertó a Daniel.

-Que vergüenza.- pensó a la vez que miraba hacia ambos lados.- espero que no se haya dado cuenta nadie.... o por lo menos que no haya roncado.

Se desperezó disimuladamente sin levantarse. Se había quedado traspuesto en la silla. Era bastante irónico haber dado una cabezada después de haber recorrido media ciudad para llegar a aquella cafetería. En la ciudad había cientos de cafeterías, pero un amigo le había recomendado el que sirven en la estación central. Le dijo que el sabor especial de aquel café era debido a que la máquina nunca se apagaba, estaba encendida de manera ininterrumpida desde el noventa y cuatro, año en el que reformaron la estación. La verdad es que el café no había merecido tantos desplazamientos, pero le había prometido a su amigo que lo probaría


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El sentido de la vida

(foto de Flowery L*u*z*a)
En el extremo exterior de la Vía Láctea, existe un planeta habitable, esto es, lo suficientemente cercano a un sol para no congelarse y lo suficientemente lejano para no vaporizarse. Las proporciones de gases, agua y tierra también son las adecuadas. Desde hace millones de años existe la vida en dicho planeta. De hecho, la especie dominante, los Mapus, como se refieren a ellos mismos, han desarrollado pequeñas sociedades poco evolucionadas. Aún son pocas tribus las que merodean, abrigados por pieles en el largo invierno, por el único continente de dicho planeta.






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Un día especial

Foto de Vanessa Pike-Russel
-¡Buenos días! ¡Buenos días!.- dijo Sandrita, saltando sobre la cama.
-¿Qué sucede?.- le respondió su padre, aún adormilado, buscando las gafas en la mesita de noche.- Son las seis de la mañana, ¡y es domingo!
-Anda Sandrita, querida, duermete un ratito.- añadió la madre sin volverse.

La pequeña niñita pelirroja, con su pelo indomable, más aún a esas horas de la mañana, dejó de saltar y miró a sus padres intrigada.

-Pero, ¿es que no sabéis que día es hoy?
-Domingo, ya te lo he dicho. ¡Y hoy no hay que trabajar, ni ir al colegio! ¡El único día que puedo levantarme tarde!.- respondió el padre, tapándose la cara con la almohada, un signo inequívoco de lo que realmente quería era tapársela a la niña.
-No... me refiero a que día del año.- respondió tranquilamente Sandrita.
-uffff.....catorce de Marzo, y no es ningún día especial.- dijo el abnegado padre desde debajo de la almohada.

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Ocho euros media hora

Barberia
Imagen de Pinomoscato
Ocho euros por un corte de pelo y media hora de conversación, esa era la tarifa de José. Mitad estilista mitad confesor, había pelado a los hombres de aquel barrio durante los últimos treinta años. Por aquella silla pasaban los personajes mas opuestos, gente de derechas y de izquierdas, pudientes, necesitados, honorables, no tan honorables… a todos trataba por igual.

Otros barberos habían abierto negocios en el barrio, incluso en la misma calle. Grandes salones de belleza unisex, franquicias comerciales especializadas en caballeros, algún que otro emprendedor con suficiente capital, todos con la misma idea en la cabeza, quedarse con todos los clientes de aquella pequeña barbería de barrio. José, había visto como los clientes, al menos temporalmente, lo abandonaban.

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Relato: El inicio

(de Ron Frazier)

Trescientas catorce personas me precedian en la cadena de mando. Trescientas catorce personas que murieron en transcurso de cuatro meses, en escrupuloso orden de jerarquía. Cualquier policía, investigador o simple aficionado a las novelas de Agatha Christie vería un sospechoso patrón que apuntaba hacía mi persona, por cierto, nada mas lejos de la realidad.

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Salvación

(foto cortesía de mulad)

Mientras avanzaba por el pasillo que daba acceso a las dependencias del actual regente, al cual Dimitri iba a suceder, no podía dejar de recordar una y otra vez las palabras que tantas veces había escuchado desde pequeño.

-Catorce generaciones de científicos te preceden, tanto en tu árbol genealógico como en el puesto que ocuparás. Haz que todos se sientan orgullosos.- Le decía su madre desde un rincón de su cabeza.

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